La materia prima de La Merina Wool. Las ovejas de raza merina
El origen de la raza merina es incierto. Una teoría sostiene que, tanto la oveja como el nombre, proceden del norte de África y que ambos pasaron al sur de la península ibérica junto con los beni-merines que, desde Marruecos, invadieron Cádiz en el siglo XIV. Sin embargo, ya los cronistas romanos describen la presencia en “la Bética” de ovejas cuyo aspecto y calidad de la lana sugieren que eran merinas. Aunque los expertos señalan un origen remoto en Cartago o incluso en Asia, fue sin duda su adaptación a la península la que les confirió sus especialísimas características y, por tanto, nos gusta sumarnos a quienes piensan que se trata de una raza autóctona del sur de la península ibérica y que, probablemente, su nombre procede de los cobradores de impuestos leoneses (Merinos).
De lo que sí tenemos certeza es de que, durante siglos, solo existieron ovejas merinas en España y que el todopoderoso Concejo de la Mesta ostentó el monopolio durante siglos. La lana de merina se exportaba a toda Europa y su importancia económica era tal que se promulgan leyes proteccionistas, se otorgan privilegios a los ovejeros, se favorece la trashumancia para un mejor aprovechamiento de los pastos y la salida de una sola oveja de España se consideraba un gravísimo delito penado con la muerte. Sólo el Rey estaba por encima de la norma : Felipe V, el primer Borbón, regaló parejas reproductoras al Rey de Francia y Carlos III regaló un rebaño de merinas a María Antonieta.
Las merinas llegaron a América en el segundo viaje de Colón y se extendieron por todo el Nuevo Mundo ; fueron el más valioso botín de las tropas napoleónicas en la guerra de la Independencia y , en fin, se extendieron por todo el orbe. Hoy en día, más de 250 millones de ejemplares de merino español, 148 de ellos en Australia, proporcionan carne y lana en los cinco continentes.
La adaptación de la oveja a cada territorio, junto con el proceso de selección y cuidado orientado hacia la producción cármica o lanar condicionó un desarrollo genético desigual dando lugar a numerosas estirpes. El sur de la península ibérica, no obstante, está en el origen de todo y debe considerarse como la reserva genética más importante.
España ha pasado en unos siglos, de ostentar el monopolio de la lana merina a ser casi irrelevante en el mercado lanar global. Desde La Merina Wool estamos dispuestos a aportar nuestro granito de arena para, si no en cantidad, sí en calidad recuperar la hegemonía de la lana merina española.
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